Gaudí, un arquitecto poco convencional

Gaudí
Gaudí

Antoni Gaudí (1952-1926) fue uno de los arquitectos catalanes más reconocidos dentro y fuera de nuestras fronteras, su obra fue muy valorada y admirada a partir de la segunda mitad del siglo XX. Su reconocimiento internacional viene determinado principalmente por la construcción del Templo de La Sagrada Familia , pero sin embargo el conjunto de toda la obra, de este insigne arquitecto, ha tenido muchas lecturas y juicios de valor que no siempre han sido favorables y en algunos casos contradictorios. Unos valoran su trabajo como una obra imaginativa de una creatividad excepcional y fuera de un concepto estético convencional, mientras que otros consideran que Gaudí y su obra, no aportó nada a la arquitectura. Sus detractores explican que mientras Gaudí levantaba el templo de La Sagrada Familia una catedral construida casi bien de forma artesanal, la escuela de Chicago establecía los criterios de lo que sería la arquitectura moderna. El arquitecto Mies Van der Rohe fue un claro ejemplo de la introducción de los nuevos materiales en la arquitectura, definiendo los fundamentos de la nueva arquitectura moderna de hierro, de hormigón y de vidrio. Una arquitectura que tenía que ver con los tiempos de la nueva sociedad industrializada, que marcaría los nuevos destinos de la época. Mies construía el Pabellón Alemán de la Exposición Universal de Barcelona en el año 1929, mientras que Gaudí hacia solo tres años seguía levantando La Sagrada Familia.

pabellon mies

Pabellón Mies van der Rohe en Barcelona de 1929

Mies van der Rohe construía el Pabellón Alemán en el año 1929, mientras Gaudí hacia solo tres años seguía levantando La Sagrada Familia.

Gaudí era un constructor de piedra y de hierro fundido de forma artesanal. Tal como lo definió el padre de la arquitectura moderna Le Corbusier, como un arquitecto de oficio y constructor de piedra. Sus obras no tuvieron el éxito que todo el mundo cree, ni mucho menos. Una muestra fue la propuesta que realizó para el Park Güell, un proyecto según un modelo urbanístico de viviendas que sucumbió al fracaso y acabó por no construirse, principalmente porque nadie quería vivir allí. El promotor y amigo de Gaudí Eusebi Güell desistió del proyecto. De igual manera sus excentricidades y su poco control sobre los presupuestos y costes de obras, así como las improvisaciones en obra, le llevaron a muchos de sus clientes a decidir apartarlo de las mismas. Un claro ejemplo es la Cripta Güell, en la que el arquitecto se gastó el presupuesto de toda la iglesia únicamente en la cripta, quedando en la actualidad el resto por acabar. Del mismo modo pasó con el Palacio Episcopal de Astorga donde por desavenencias con el obispado separaron a Gaudí de la construcción.

Gaudí en la Cripta Güell se gastó el presupuesto de toda la iglesia únicamente en la cripta, quedando en la actualidad el resto por acabar.

Cripta Güell

Cripta Güell

Gaudí económicamente era insostenible, entendía la arquitectura como una escultura con una creatividad desmesurada y que se apartaba de lo que rige los principios y criterios de la arquitectura, como son su viabilidad económica y su funcionalidad. Gaudí era un escultor de formas no convencionales y con un trabajo tan personal y singular que no creó escuela. Es decir, no llegó a establecer una metodología que permitiera una continuidad de su estética a través de parámetros metodológicos que pudieran ser didácticos. Gaudí es un valor importante de nuestra ciudad y máxime después del boom turístico, y que es consecuencia de una estética original y diferenciada, y esto ha permitido hacer una explotación de su obra. En este aspecto, algunos son los que opinan que la continuación de las obras de la Sagrada Familia son un auténtico disparate. La obra de Gaudí acabó el día que murió, a pesar del atractivo turístico que supone y de los ingresos que conlleva la infinidad de visitantes para el Patronato de Templo. Estamos construyendo un falso Gaudí y que posiblemente él no reconocería, porque debido a su propia personalidad y a su imaginación personal, no existe la posibilidad rigurosa de establecer una metodología proyectual que posibilite su continuidad.

La obra de Gaudí acabó el día que murió, en la Sagrada Familia estamos construyendo un falso Gaudí ya que no existe la posibilidad rigurosa de establecer una metodología proyectual que posibilite su continuidad.

Gaudí tiene una obra singular y muy subjetiva, con indudable merito creativo, pero se nos haría difícil concebir que todos los edificios de la ciudad fueran como la Pedrera o la casa Batlló. En definitiva, una arquitectura imposible de aplicar como modelo repetitivo. Imaginemos por un momento el Paseo de Gracia de Barcelona lleno de edificios de Gaudí uno al lado del otro, desde la Diagonal hasta la Plaza Catalunya. Un escenario que posiblemente se acercaría más a una imagen sacada de los cuentos y escritos oníricos de Neil Gaiman, que con la imagen que debería tener nuestra ciudad.

Jaime de Oleza
Arquitecto
15.02.2021

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