Un armario para el agua o water closet

water closet
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John Harrington, diseñador del primer inodoro de la historia

Water closet quiere decir en inglés armario de agua. Es lo que hoy vulgarmente conocemos como inodoro, una pieza sanitaria que se encuentra en todas nuestras viviendas, oficinas y comercios, y que desde años ha formado parte de nuestra vida cotidiana.

Un elemento, normalmente de porcelana, que es muy necesario sanitariamente, y que está muy arraigado a nuestra cultura.

Un privilegio sanitario que no damos mayor importancia, aunque hoy en día, en el mundo, hay muchos millones de personas que no disponen de semejante artilugio.

Sin embargo, el retrete tiene una larga historia, así como también diferentes formas de ser en función de la cultura de los pueblos. En china se encontraron cierto tipo de letrinas en las tumbas de los emperadores de la dinastía Han, de la época de 200 A.C. Los romanos construían orificios en las paredes a modo de columnas mingitorias, para que los hombres pudieran orinar, y mediante un canal la orina se derramaba por las esquinas de sus edificios a la calle. Más adelante, las letrinas romanas, de uso público, disponían de un paño sujeto a un palo, para permitir cierto tipo de limpieza. Y consistían en una especie de depósito con agua corriente, donde se almacenaban los residuos.

El inodoro; un recipiente conectado a un depósito de agua que permitía arrastrar los desechos.

Pero no fue hasta 1596 que John Harrington, sobrino de la reina Isabel I de Inglaterra, que diseñó el primer inodoro de la historia. Un recipiente conectado a un depósito de agua que permitía arrastrar los desechos. Este invento años más tarde, en 1775, un relojero inglés de nombre Alexander Cummings, perfeccionó el sistema, gracias a la introducción de un sifón en forma de S que, a modo de barrera de agua, impedía el retorno de los malos olores de la cisterna.

Los primeros muebles inodoros eran de madera y se ubicaban normalmente en el exterior de las viviendas. El invento causó mucho revuelo en las clases altas de la época, y fue perfeccionándose de una manera más higiénica, realizándose con material cerámico. Más tarde se incorpora lo que sería una entrada de agua constante que vaciaba los desechos. Un procedimiento que llevó a la incorporación de un flotador de corcho que paraba de forma automática la entrada de agua a la cisterna. Tanto fue así, que el año 1848, el parlamento británico, promulgó una ley con la obligatoriedad de instalar dichos artefactos en las viviendas.

La importancia sanitaria de este elemento doméstico viene, también determinada, por la existencia del Día Mundial del Retrete. Un acontecimiento que, a instancias de las Naciones Unidas, se celebra cada 19 de noviembre, y que pretende concienciar sobre las medidas de saneamiento y fomentar incentivos que resuelvan sanitariamente su aplicación.

Un impulso internacional dado que muchos millones de personas, sobre todo en el tercer mundo, ejecutan sus necesidades al aire libre todavía.

Por otra parte, además cada cultura ha hecho una interpretación de este elemento según su idiosincrasia. Turquía, desde hace muchos años, incorpora un agujero en el suelo y dos marcas laterales donde apoyar los pies. En Japón, mucho más sofisticados, han introducido el chorro de agua y el secador integrado. En la actualidad, los inodoros son cada vez más eficientes, añadiendo multitud de mecanismos automáticos y electrónicos, así como instalando procesos de ahorro de energía y de menor consumo de agua, entre otras cosas.

El inodoro o wáter closet, aunque forma parte de nuestro ideario común al que todos estamos más que acostumbrados, no hay que olvidar que nos une a él, muchos años de historia.

Jaime de Oleza
Arquitecto
09.01.2023

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