La creatividad y el cerebro de Einstein
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Según los neurocientíficos, la capacidad creativa tiene su origen en la fuerza de las conexiones neuronales del cerebro. Aquellas personas cuyas conexiones son más fuertes y que pueden activar diferentes redes neuronales simultáneamente tienden a ser más creativas. Por lo general, las redes de conexión cerebral no se activan al mismo tiempo, ya que suelen trabajar de forma separada.
La capacidad de activar sistemas cerebrales de manera conjunta es lo que distingue a una persona creativa.
En otras palabras, cuanto más se procese información de manera simultánea, mayor es la oportunidad de que nuestro cerebro genere soluciones creativas al integrar toda la información.
Un ejemplo destacado de un cerebro excepcional en la historia fue el de Albert Einstein.
Su creatividad fue innegable, ya que desafió los principios de la física que durante siglos habían sido considerados normas fundamentales del conocimiento. Einstein falleció en marzo de 1955 y, de acuerdo con su deseo, fue incinerado. Sin embargo, el patólogo de guardia encargado de realizar la autopsia, llamado Harvey, extrajo y sustrajo el cerebro del difunto. Dividiéndolo en varias partes para su estudio, guardó estos segmentos en el sótano de su casa en una caja de sidra.
Esta historia insólita salió a la luz 30 años después de la muerte de Einstein, revelando que el cerebro del famoso científico tenía conexiones nerviosas excepcionalmente buenas. Presentaba una proporción inusual de dos tipos de células: neuronas y células gliales, estas últimas son fundamentales para el soporte de las células nerviosas y desempeñan un papel eficiente en el procesamiento cerebral de la información. También se observó que su cerebro tenía la cisura de Silvio truncada, una hendidura que atraviesa transversalmente el cerebro humano. Algunos sugieren que esta alteración podría haber facilitado las conexiones nerviosas en su cerebro.
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En resumen, la creatividad se manifiesta en personas que poseen patrones distintivos en las conexiones cerebrales.
El caso de Einstein, más allá de la forma poco convencional en que se descubrió, es paradigmático. Facilitó el estudio del cerebro de una de las personalidades más destacadas de la historia, proporcionando valiosas conclusiones neurocientíficas. Sin embargo, es importante destacar que Einstein nunca hubiera aprobado este procedimiento, ya que su deseo expreso de ser incinerado reflejaba su preocupación: “Quiero que me incineren para que la gente no vaya a adorar mis huesos”.
Jaime de Oleza
Arquitecto
06.02.2024