Del monopoly a la ciudad virtual
Qué duda cabe que los tiempos han cambiado, la transformación digital ha contribuido en mayor medida a ello.
Los procesos y las herramientas digitales forman parte de nuestro día a día.
Hemos visto como las ramas científicas de la investigación, de las artes y de la cultura, han sufrido transformaciones que han hecho de nuestra sociedad una manera de entenderla significativamente diferente. La ciudad, es decir aquel territorio donde la mayor parte de la población se congrega, también ha sufrido cambios, y no solamente de una forma visible, sino también de una manera digital.
Ya no es una utopía el pensar en ciudades virtuales, ciudades que no existan de forma física, para ubicarse en la nube bajo el concepto de una estructura virtual. Son las llamadas ciudades virtuales. Comunidades a modo de congregación social formadas gracias a los algoritmos y que están basadas en plataformas de realidad virtual.
Sin ir más lejos tenemos el ejemplo de Decentraland, una ciudad virtual que nace gracias a la tecnología blockchain de Ethereum. Un territorio digital que tiene una cantidad limitada de parcelas, que se pueden comprar y en las cuales es posible construir, revender etc. Parcelas que pueden llegar a valer desde los 80.000€ hasta los 300.000€. Un territorio sujeto al mercado de compraventa y que está diseñado a partir de cuadriculas simples de 10×10 unidades.
DECENTRALAND, una ciudad virtual que nace gracias a la tecnología blockchain de Ethereum.
Una parcelas en las que podemos experimentar cualquier proyecto arquitectónico que se pueda escapar de las leyes de la física, porque son inexistentes en la realidad material que conocemos.
Esta ciudad virtual utiliza una criptomoneda llamada MANA como moneda de cambio y transacción para cualquier tipo de operación, y que es necesaria para comprar y vender las parcelas del territorio llamadas LAND. Unas transacciones inmobiliarias que se establecen bajo el paraguas de los contratos inteligentes de Ethereum.
Estamos hablando de un universo de realidad virtual inmerso y participativo, en el que podemos interactuar con diferentes comunidades, y también podemos encontrar universidades, centros de negocios, mercados etc. en definitiva de todo aquello que podemos llegar a disponer en cualquier ciudad. Un espacio digital que determina una transformación de la cultura material actual, hacia una cultura basada en las nuevas tecnologías de la información, donde el espacio y el tiempo dejan de tener el sentido que hoy en día les damos. Sin embargo, la especulación sigue siendo también un fenómeno existente en este tipo de ciudades.
Para tener una idea, en el proyecto Decentraland, en un mes se realizan transacciones por valor de más de 300.000€ en compra y venta de parcelas. Una auténtica barbaridad. Sorprendentemente se realizan ciertas inversiones que sin duda vienen dadas por la posibilidad de que se obtengan elevados beneficios gracias a la especulación.
En este sentido está visto que por desgracia, aquellos que entienden la ciudad como un monopoly, es decir, como un simple juego de transacciones inmobiliarias, no han dejado de perder la oportunidad que también brinda el ciberespacio.
Jaime de Oleza
Arquitecto
04.03.2020