Cuando la arquitectura se convierte en el enemigo

arquitectura hostil
arquitectura hostil

En muchas ciudades vemos por desgracia, a mucha gente de condición variada que vive en la calle. Un problema que aparece como consecuencia del estado de pobreza que va acechando cada vez más las ciudades, y que hace de esta población, la más pobre, sentirse desamparada. Nuestras ciudades en este aspecto, se convierten en lugares hostiles para aquellas personas vulnerables que viven en el espacio urbano.

Los espacios públicos y el mobiliario urbano de las mismas, están diseñados cada vez más, para impedir los usos no deseados que se producen y que proliferan en la ciudad.

Así mismo, al repeler a las personas sin hogar, hace de la arquitectura un instrumento que sirve para rechazar la pobreza. Diseños que vemos en la ciudad, como son la incorporación de alféizares inclinados, puntas anti vagabundos, bancos con brazos que impiden recostarse, son alguna de las estrategias que hacen que la arquitectura no esté al servicio de los ciudadanos.

La arquitectura hostil es el resultado de emplear procedimientos que eviten, también el skateboarding, la vagancia y el orinar en la calle. Acciones incívicas que se combaten por medición de recursos arquitectónicos y con el mobiliario urbano, pero que, sin embargo, afecta a todos los ciudadanos.

En Barcelona, desde la institución ARRELS, se reivindica el diseño de una ciudad más amable, con espacios urbanos más inclusivos. Apuestan, entre otras cosas, por la eliminación de todos los impedimentos para las personas que viven en la calle, reclamando para solucionar este problema social, la construcción de más albergues y recursos.

La ciudad es un espacio para todos, y el diseño urbanístico de la misma, sus calles, plazas, avenidas y los elementos que componen y se integran en el espacio urbano, han de tener como objetivo el disponer de un lugar más seguro, más amable y más acogedor para sus habitantes.

Jaime de Oleza
Arquitecto
02.06.2023

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